Justo enfrente de la vivienda hay un bonito y amplio boulevard donde crecen imponentes álamos, encinas y algunas coníferas sobre una pradera verde. Sin duda había que incorporar ese espectáculo natural al interior de la casa ¡estaba ahí delante!
Tras estudiar el soleamiento de la parcela los arquitectos decidieron plantear una vivienda muy racional y compacta desarrollada en planta como un gran rectángulo ocupando toda la extensión longitudinal del terreno, para así liberar espacio como jardín que acompaña a toda la casa en su parte trasera.
La vivienda tiene 3 niveles: sótano, planta baja y primera. Se aprovecharon las tierras excavadas para ejecutar ese sótano repartiéndolas por el propio lugar, evitando así emisiones de C02 con su transporte y retirada y subiendo la cota del jardín y la casa en planta baja, de forma que la vivienda se asoma por encima de su vallado perimetral a esa estupenda alameda de enfrente.
Una gran “C” pétrea y rotunda da personalidad y carácter urbano a la vivienda. Se trata en realidad de una estrategia arquitectónica que busca potenciar al máximo la expresividad geométrica de las extensiones de los forjados de planta baja y primera para crear porches y terrazas. Espacios intermedios que sirven de tránsito entre el interior y exterior, cuyo objetivo no es otro más que proteger mediante métodos pasivos la casa del fuerte sol madrileño, creando un agradable preámbulo alrededor de toda la casa para poder disfrutar al máximo del exterior en los días de buen clima en familia, ayudando a su vez al ahorro energético.
Algo a lo que sin duda contribuye la gran columnata que marca todo el desarrollo de la fachada oeste. Los arquitectos aquí nuevamente decidieron hacer de la necesidad virtud y precisamente en ese punto donde los vuelos de los porches no podrán proteger el interior de la incidencia del caluroso sol bajo en las tardes de verano, una sucesión de piezas verticales que cuelgan del forjado superior proyectan sombras sobre la fachada, como un gran velo, una celosía. Se genera así un espacio protector a la vez que marcan ritmo y dan ese carácter aún más señorial si cabe a esta fachada, precisamente la que se abre a la vía principal de toda la urbanización.
Al entrar a la casa, tras cruzar el recibidor poniéndote en el eje de ese espacio porticado que dejan las pilastras, se descubre un gran espacio: salón, comedor, biblioteca, cocina abierta, sin un solo pilar en medio totalmente abierto al jardín.
En el diseño de interiores de la vivienda se ha querido dar continuidad al carácter escultórico monumental de su arquitectura, diseñando piezas también de geometría clara y contundente como la propia casa, para destacar aquellos rincones más importantes para la vida diaria de la familia, como la mesa del comedor, el frente del salón donde está la chimenea y la televisión, los baños o los cabeceros de las camas.
Se han utilizado materiales de primera calidad, elegidos por sus cualidades plásticas y las sensaciones que transmiten, todos combinados en tonos crema, grises, madera, azules y verdes. El color, las texturas, y las combinaciones de materiales y mobiliario, así como la iluminación artificial están estudiadas al detalle para crear una sensación de confort total y alegría.
Vivir aquí es disfrutar el placer del diseño a diario.