Se trata de un proyecto de vivienda unifamiliar entre medianeras concebido como un trabajo de cristalización de espacios.

El solar, situado en una estrecha calle del centro de la localidad manchega de Mora, en España, condiciona bastante el modo en el que el paseante descubrirá la casa, un tanto escondida.
El proyecto pretende responder a esta situación de “discreción urbana”, rodeado de otras viviendas muy sencillas, surgiendo como un pequeño hallazgo, como algo diferente encontrado por casualidad, igual que cuando un geólogo de repente se topa con ese mineral precioso que iba buscando precisamente en el sitio más inesperado.

Los espacios se configuran de forma tectónica, pegándose unos a otros, como cristalizando a partir de un gran espacio central sobre el que gira la casa, a modo de patio cubierto de doble altura, al cual se conectan todos los demás “cristales” que conforman este mineral y al que le llega la luz natural por varios puntos, presidido por la escalera de madera que abrazará el vacío central.