
Con un programa habitacional tradicional y una normativa que te conduce directamente a la seriación y homogenización de todas las casas los arquitectos se enfrentaron al reto de conseguir de alguna forma esa singularidad que le pedían por otro lado los clientes.
Se dio la circunstancia que el proyecto se empezó a diseñar en 2019. Durante la fase de cierre del diseño estalló la pandemia de la covid-19, con la posterior crisis de los materiales y subidas de precios generalizadas.
Ante tantos condicionantes los arquitectos optaron por resolver las viviendas de la forma más sencilla posible: encajando el programa en dos cajas rectangulares perfectas, cumpliendo con todas las restricciones de la normativa, fáciles de construir y sin estridencias que puedan desviar el presupuesto final en un momento en el que nada era estable.
La singularidad vino a la hora de trabajar la eficiencia energética de las casas, incluyendo en el diseño unas pérgolas quebradas que ayudan a controlar la fuerte incidencia del sol en las fachadas y ventanales de cada casa ahorrando así notablemente en el consumo energético de la climatización.
Estas pérgolas se convierten de repente en la pieza clave del proyecto, ya que dan toda la personalidad a las viviendas, llenándolas de movimiento, a la vez que ayudan a crear un microclima más agradable proyectando sombras en los jardines que las rodean.
Todas las viviendas de las promociones vecinas son exactamente iguales unas a otras. Repentinamente surgen estas dos casas pareadas con sus grandes pérgolas que se extienden sobre su jardín como se alargan las cubiertas de una pagoda oriental, llenándolas de personalidad, haciéndolas especiales y únicas
La paleta de materiales del proyecto, tanto dentro como fuera de las casas sigue los gustos de los clientes. Veremos tonos crema, piedra, madera, grises… texturas que evocan a la naturaleza y nos provocan sensación de confort, fomentando una vida familiar tranquila, agradable y placentera.
Al controlar la incidencia solar sobre las fachadas los arquitectos pudieron también abrir huecos más grandes, creando incluso un gran ventanal de doble altura en la zona de salón-cocina-comedor, obteniendo así unos interiores realmente luminosos, llenos de claridad y sensación de amplitud.