Pero… ¿por qué todas las casas tienen que ser iguales?
¿Quién fue el primero que decidió que una casa tenía que ser así?
¿Por qué todos los vecinos querían una casa como las de al lado?
Cada uno de nosotros, cada familia, es diferente. No todos vivimos igual, no tenemos las mismas costumbres, ni hacemos lo mismo que nuestros vecinos. ¿Por qué mi casa tiene que ser como las demás?… si yo no soy como los demás….
Entonces imaginé Casa QUÉ
Imagina una casa como un caparazón, una envolvente que crea un vacío en su interior, protegiéndolo del sol y la lluvia.
Esa envolvente será la cubierta y subirá lo necesario para configurar dos alturas en la zona de día, luego descenderá una altura en la zona de noche y el garaje.
La envolvente se prolonga hacia la calle y el patio para proporcionar sombra creando un agradable porche frente al jardín y un espacio de relación para sentarme y hablar con los vecinos hacia la calle.
El espacio interior se cerrará con dos fachadas del material más barato y sencillo que se me ocurra…. Mmmmm… ¡de ladrillo! Y lo pondremos con distintos aparejos, formando un collage divertido. Las ventanas y puertas serán azul verdoso.
El interior será funcional, cómodo y con materiales baratos pero duraderos. Me gustan los colores, el amarillo, la calidez del naranja de la cerámica vista, los tableros de madera OSB.
Quiero un espacio de trabajo arriba, tranquilo, para concentrarme mejor. Y la casa tendrá un puente, que cruce el espacio a doble altura y salga por la fachada al exterior, a un balcón para ver desde allí mi jardín…
¿Te imaginas? ¿Y si fuese posible hacer una casa así?
Diferente, como yo, como a mí me gusta vivir. Tan fácil de construir que no sea cara, no necesito materiales opulentos. Es cuestión de dejar volar la imaginación y divertirse.
QUÉ, ¿te atreves?