
Todo es variable, abierto, nada es “para siempre”. Por eso las viviendas familiares deben adaptarse también a esa realidad contemporánea.
Un sobrino y un tío se plantearon hacerse ésta casa juntos, con la flexibilidad de que ellos puedan vivir semi-independientemente y que sus parejas e hijos puedan vivir, o no, en la casa en momentos puntuales, o temporadas largas.
El equipo creativo del estudio de arquitectura OOIIO planteó como respuesta a esta realidad familiar una vivienda creada a base de la repetición de unos módulos, que pueden funcionar juntos e independientes al mismo tiempo.
Es una casa, y a la vez pueden ser varias casas, según se quieran habitar los espacios que la componen. Hay una serie de estancias comunes que pueden usar todos los habitantes a la vez mientras que si su situación familiar evoluciona por otro lado, también podrían independizarse unos de otros sin tener que cambiar nada en el edificio.
Otro de los grandes condicionantes del proyecto era el presupuesto muy ajustado con el que pretendían acometer la obra. Por eso desde el estudio de arquitectura OOIIO se planteó una estrategia altamente eficiente a base de muros de carga lineales, que ahorraban en acero estructural, compartidos por cada dos módulos, coronados por unas bóvedas.
Estos módulos blancos, contrastan con el paisaje natural, semi-árido de la sierra madrileña, jugando como piezas que entran y salen para respetar los árboles preexistentes en la parcela.
El aislamiento es en todo momento exterior, mediante fachadas tipo SATE y paneles sándwich para la formación de la cubierta.
Una arquitectura muy económica, pero que no renuncia en ningún momento a la funcionalidad y la eficiencia energética, para garantizar un bajo consumo energético y mantenimiento durante la vida útil del edificio.
Una casa diferente, diseñada para una realidad familiar contemporánea.