
En Madrid, el equipo de OOIIO Arquitectura está llevando a cabo una profunda reforma integral de una vivienda unifamiliar construida en 1992. Se trata de una casa que había quedado totalmente obsoleta, muy poco eficiente energéticamente, oscura y con una distribución interior nada flexible basada en inundar el espacio con tabiques, pasillos alargados y muchas habitaciones.
En vez de demoler y volver a construir, lo que hubiera sido más rápido y fácil de primeras, aquí se ha preferido utilizar la creatividad y el ingenio, para aprovechar al máximo varios elementos de la antigua casa, ahorrando así materiales y emisiones de CO2.
Los arquitectos están trabajando para que pase de ser un edificio consumidor a productor de energía. Para ello se ha planteado una estrategia basada en la combinación de elementos pasivos para el control climático. Se trata de cambiar una edificación basada en el uso de la masa, por una nueva que busca la ligereza, con menos materiales pero mejor escogidos.
Para empezar se sustituye completamente toda la envolvente, fachada y cubierta, que estaban mal aisladas, cambiándolos por unas soluciones ligeras mucho más eficientes que llenan de luz natural el interior, conectando totalmente la casa con su jardín, y controlando a su vez mejor la temperatura interior.
Se conserva la antigua estructura que aguantaba mucho peso y gran cantidad de material constructivo para apoyar sobre ella una nueva estructura, que nos ayuda a ganar más espacio habitable a la vez que extendemos la casa hacia el jardín, eliminando las arquerías y mansardas con finalidad puramente estética de la arquitectura anterior.
Una doble pérgola cuelga literalmente de los antiguos pilares de la vivienda dando mucho dinamismo y riqueza expresiva a las fachadas, protegiendo el edificio y a su entorno inmediato del fuerte sol madrileño, creando una agradable sensación de confort que invita al uso del jardín, ideal para la vida familiar.
La casa antes se presentaba como un objeto dominante en el jardín, ahora quiere dialogar con él fomentando la relación interior – exterior, con mayor percepción de amplitud y espacio. Se busca sentir que vives en tu jardín, no dentro de una casa que tiene fuera un jardín.
La cubierta ajardinada es como un gran paraguas que recoge el agua de la lluvia, canalizándolo a las jardineras perimetrales y a un estanque para el riego del resto de las plantas de la parcela.
Se han estudiado las especies vegetales que cubrirán todo para que arrojen sombras en verano y dejen pasar la luz en invierno, con bajo consumo de agua, adaptadas al clima local.
Esta nueva envolvente junto con las pérgolas y sus jardineras dan una nueva imagen totalmente renovada a la desfasada vivienda anterior. Son capaces de llenar de luz natural el interior, quedando la casa ahora sí muy bien aislada, apoyada por sistemas de climatización eficientes de última generación.
Los interiores ahora son abiertos, flexibles, luminosos. No hay tantas particiones, sino que se apuesta por una espacialidad fluida, aumentando así enormemente la sensación de amplitud y confort.
Una casa reciclada, completamente diferente a la anterior, que aprovecha mucho de lo antiguo para dar una nueva vida a un edificio que estaba condenado a demolerse.