De ésta forma fue como se arrancó el proceso de diseño de la vivienda. Tras comprender las necesidades de los clientes, orientación y normativa se dejó volar la imaginación en busca de algún enlace poético que formase parte de sus vidas y que ellos identificasen como algo cercano y sugerente.
Así llegamos a los famosos molinos manchegos, unas construcciones tradicionales masivas, que surgen de manera llamativa en el paisaje de esta zona como volúmenes cilíndricos, blancos y toscos que juegan con la luz del sol y el viento.
Su forma y arquitectura sencilla es una combinación de las líneas verticales del cilindro blanco con las características diagonales de sus aspas y cubierta inclinada.
La Casa Albania ha querido ser una abstracción de todo esto. Al igual que Dalí veía rostros humanos en las rocas de la costa de Cadaqués, nosotros hemos querido sugerir molinos de viento en una vivienda unifamiliar contemporánea. Una casa que recuerda a un molino, descompuesto y vuelto a componer, completando una figura diferente.
Un juego, un experimento, una aplicación de técnicas artísticas en la arquitectura para crear una obra singular, nada estandarizada.
La parte racional de todo el proceso creativo se centró en resolver las necesidades de los clientes siguiendo siempre principios de sostenibilidad y eficiencia, encajando todo en un ajustado presupuesto con materiales sencillos y de rápida puesta en obra. El programa se distribuye en tres volúmenes: hacia el oeste con una planta triangular, el salón; en el este con una planta cuadrada, cocina y dormitorios; entre ambas piezas creamos un zaguán de entrada y distribución de recorridos, una pieza extraída también directamente de la arquitectura vernácula local.
La parcela se sitúa a las afueras de la ciudad, en una zona residencial tranquila justo donde choca el campo con lo urbano,… en un lugar de La Mancha, en Ciudad Real.
Los paseantes más observadores y soñadores que encuentren la casa por ahí, descubrirán un nuevo guiño a la imaginación, a otra referencia cultural local, las fachadas de la casa parecen caras de gigantes que nos miran directamente desafiantes tras la tapia de la casa.
¿Entonces?… ¿Son molinos, o gigantes?